30 jun 2011

Los cordones del tendal

Hace 3 años que acabé la carrera, 8 que acabé el instituto, 10 que acabé el cole... en fin, que he acabado cosas a lo largo de mi vida. Y después de este tiempo, muchas veces miro el mundo desde mi humilde Casa de Colorines y no me importa en absoluto lo que pase en él: pueden caer chuzos de punta, hundirse la economía del estado y la del continente, pueden matarse y trepar unos por los otros arrancándose los pelos y los ojos o puede desaparecer el mar, que yo estaré contenta si la chimenea sigue tirando y los cordones del tendal están tensados y lloraré de felicidad si consigo un microondas y una mesita para el salón.

Otros días estoy súper triste. Veo que gente que caminó a mi lado ya no está.

Otros días estoy egoísta. Veo que alguna gente que caminó a mi lado está mucho mejor de lo que yo estoy: han conseguido lo que querían (porque sabían lo que querían), han llegado lejos, tienen una familia o un trabajo acojonantes y son plenamente felices con todo ello. Yo me doy cuenta de que quiero pocas cosas y que, aún así, no las he conseguido todas. Y eso me pone triste también.

Pero hay momentos en los que me da igual la nevera, la chimenea y el tendal, y las cosas que quiero o no quiero, porque del cabreo que agarro se me nubla la vista. ¿Cómo puede ser posible que gente absolutamente incapaz que caminó a mi lado mientras se le caía la baba al suelo, de los que escriben "haber si llueve", esté dando la vuelta al mundo, viviendo a todo trapo, experimentando todo lo que yo nunca soñé con experimentar y (encima) dándome lecciones a mí y a mis semejantes de cómo ha hecho y cómo hay que hacer para lograr todo eso, cuando todos sabemos que lo único que ha hecho es nacer en una familia donde los hijos se tienen por cientos y los favores también? Cuando me pregunto esto, me enfado.

Pero un minuto después me doy cuenta de que la vida no está hecha para pasarla intentando responder a preguntas taaaaaaaaaaaan largas. Así que en lugar de envenenarme porque algunos que no lo merecen han pasado por encima de los que sí (entre los que, por supuesto, no me incluyo) y han hecho del mundo su casa, vuelvo a centrarme en el tendal y en la nevera que no enfría, y opto sabiamente (porque yo soy sabia) por hacer de mi casa mi mundo, y ser feliz. Es mi terapia, y funciona.

5 jun 2011

Un día subimos xuntas no bus do cole...

... desde ese día, pintamos xuntas cos plastidecor, fixémonos trenzas (nese pelo taaaaan largo que ela tiña), publicamos "exitosas" revistas escolares (tanto en proxectos conxuntos como facéndonos competencia desleal), copiámonos en centos de exames (mellor dito, nalgún examen non nos copiamos), estudiamos xuntas, pasamos xuntas as primeiras noites de venres nas que éramos libres, defendímonos unha á outra de aqueles que lastimaron o noso orgullo de adolescentes (uns e unhas máis, outros e outras menos), chamámonos a horas intempestivas para compartir eses choros cando a vida empezou a facer un pouco de dano, e tamén para compartir risas contaxiosas cando os malos tragos pasaron e nos dimos conta deso: de que incluso o peor, cando tes en quen apoiarte, pasa, e as cousas que che trae a vida fan que non poidas deixar de sorrir.
Desde o día que subimos xuntas no bus do cole, está entre esas poucas persoas que conto cos dedos dunha man: nas duras e nas maduras...
Que si, todo parece indicar que maduramos. De beber cantimploras con sabor a fresa sentadas nun portal,  martinis con limón en vasos de litro (ou calquer outro brebaxe), cafés polas mañás para espabilar, tés nas tardes de confesións... pasamos a beber onte champán no día da súa boda, un día no que Ana non puido deixar de sorrir: o primeiro día de moitos que están por vir ("é o que ten namorarse!", díxome cando nos despedíamos).
E eu espero que sempre me contaxies a túa alegría igual que o fixeches onte, Anus! que vos vaia moi ben, que todo sexan cousas bonitas (ou a maioría), que teñades sobriños para min pronto, que sexades moi felices e que comades... sardiñas con pan de broa... ou algo parecido :)
Noraboa, guapa! Quérote.

1 jun 2011

A Blanca no le gusta "gente q dice frases como 'es la verdad, estoy siendo sincero', después de soltar una bomba, sin tener en cuenta q a veces la verdad es secundaria respecto a las maneras de escupirla en la cara de los demás" (Egoísmo discursivo, una de las agresiones dialécticas peor entendidas de este planeta).

Carrefour de Lugo

Señora comprando pienso de can: "Este terá todo o q dixo o veterinario?"
Señor q vai ao lado cargando co bolso para meter o can (tamén novo): "E q dixo o veterinario?"
Señora: "Q ten q ser pienso do q fai q medre ben, ou non o escoitache coma min!"
Señor: "Eu xa dixen q medraba mellor cos chourizos pero non llos queres dar!"
(Preguntádesme por que vou pola vida coa antena posta? para non perderme estas xoias :P)